17 diciembre, 2006

El baile y la cama





Tanto el baile, como el sexo son cuestión de ritmo, compás y estética. El baile tal como el acto sexual, es una acción desinhibitoria, o debería serlo. Así como las personas se comportan bailando, así se comportan en sus coitos.

Comencemos por el primer baile entre dos personas que jamás lo han realizado juntas. Si se acoplan inmediatamente, tendrán una primera experiencia sexual afortunada. Si no lo logran y están interesadas el uno en el otro, deberán ensayar en varias oportunidades a ver a la cuál resulta. Cabe acotar aquí que la mayoría de las veces el primer coito no es del todo satisfactorio, precisamente por el desconocimiento del otro: de su cadencia, de sus compases, de sus modos.

Acaso no hemos visto esas parejas que tienen mucho tiempo juntos. Cuando bailan lo hacen de igual forma, se acoplan y hasta copian idénticos pasos. ¡Pero que no les toque bailar con otros! Pierden el compás de forma instantánea.

Aquel que baila de forma sensual, con ritmo acorde, suelto, desinhibido, transmitiendo disfrute y goce, reflejará la misma actitud en la cama. Por el contrario la persona que al bailar es arrítmica, rígida, tiesa, con cara de circunspección, ¡ni se le ocurra llevársela a la cama! Será un aburrimiento total.

Las parejas que bailan con buen ritmo pero casi todo de forma semejante, sin importarles el compás que están escuchando -siempre pegaditos, aunque sea bailando un pasodoble- no se sueltan, ni hacen filigranas o figuras al danzar, que se muestran renuentes a bailar un determinado ritmo, tampoco estarán muy dispuestos a innovar en la cama. Ni inventar posiciones coitales aun a costa de que ellas puedan otorgarles más satisfacciones, o como mínimo variedad.
Por el contrario, las parejas que bailan cada ritmo de manera adecuada, que se sueltan, se enlazan y desenlazan, que bailan solos y luego vuelven a juntarse -que eventualmente intercambian bailarines- tales parejas estarán dispuestas a explorar posiciones y nuevas modalidades sexuales.

Que decir de aquellos o aquellas que vemos bailar todos desmadejados -chabacana y ordinariamente- sin ningún tipo de refinamiento. Tengan por seguro que así hacen todo ¡y en la cama peor!. Ahora les toca a los que bailan y tararean o cantan, conversan o comentan con sus pareja. ¡Bailandito y cantandito! esos son coitolálicos.

Los que bailan y se acarician, se abrazan, se besuquean, simplemente están transfiriendo al baile el goce sexual del cual disfrutan. Para ellos tanto el baile como el sexo son prolongación de una misma cosa.
Aquellos buenos danzarines, que escogen al partner en función de la danza exclusivamente sin detenerse en nimiedades de edad, raza o condición social, tampoco tendrán esos reparos al escoger pareja para el fornicio. Lo que les interesa es que el resultado sea óptimo. Es decir van por el disfrute del baile. ¡Son buena cama!

Las mujeres que no se atreven a bailar sin pareja, ¡jamás se han masturbado! y aquellas que bailan solas en una pista, téngalo por seguro que son de las que se masturban y además son exhibicionistas. Si no muestran tampoco ningún reparo a bailar con otra de su mismo sexo –no es que tengan forzosamente inclinaciones sáficas- pero si indica una actitud lo suficientemente abierta como para intentarlo.
De los hombres no hay mucho que comentar. Ya sabemos quiénes bailan juntos y quiénes no. Macho-man no baila solo, al menos en público y si lo hace se trata de un Fred Astaire (QEPD) Eso ya es una luminaria de la danza fuera del común. Yo me estoy refiriendo a personas llanas y mundanas.

¡Los que no saben bailar, no saben fornicar! Para esa gente el coito y cepillarse los dientes es la misma vaina. No en balde acopla rimar con copular. Pero como toda regla tiene su excepción imagino que aquí también aplica.

Cuando asista a un próximo sarao dedíquese un momento a ver los bailarines y su desempeño en la pista de baile. Pasará un rato divertido -a costa de los demás- y sacará sus conclusiones. Recuerde, antes de meter a alguien en su cama primero vea cómo baila. ¡No diga que no se lo advertí!

Caracas, 2003

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Facinante descripcion!!!

Anónimo dijo...

Está bueno Maja... y aprendí una nueva palabra: coitolálico.

La Gertrudis.