20 septiembre, 2008

La desaparición de Rebeca



Entre la tarde del martes y la del miércoles subsiguiente, sucedieron varias hechos que desafiaron la monotonía del pueblo: el policía que hace las rondas nocturnas reportó - en su parte diario- que vio la carnicería del pueblo con la puerta abierta y las luces apagadas; esa misma mañana del miércoles, Miguel denunció la desaparición de su mujer después de esperarla toda la noche; y Joaquín finalmente saboreaba el triunfo de su perseverancia.

Después la noticia se regó como pólvora: ¿Será que lo abandonó? ¡No puede ser ! Rebeca tan señora de su casa. Tan envidada por todas las comadres de la cuadra. ¡Con ese marido ejemplar! ¡Eran una linda parejita! Cuando le tocó declarar en la Comisaría, Miguel dijo: su ropa, sus cosas, todo está en casa. Ella sólo va a hacer sus compras: a la bodega, a la carnicería, donde la modista. Del resto salíamos siempre juntos. Los domingos a misa y luego a un paseo o la heladería o al cine. Llevamos una vida muy simple, como todos aquí. Hasta ese miércoles, en que Rebeca no volvió y para entonces ya era cadáver.

Se formaron cuadrillas de vecinos; repartieron fotos de la desaparecida. Comenzaron las pesquisas. Finamente un vendedor de lotería que siempre rondaba la plaza, dijo que había visto ayer a una señora de esas características entrar en la carnicería. Todos fueron para allá: marido, policías y curiosos. El local permanecía abierto. No había señales de violencia. Inútilmente, llamaron a voces a Joaquín el carnicero, solicitando su presencia. Buscaron aquí, buscaron allá. Lo último que se les ocurrió revisar fue el congelador de la carne y allí fueron a ver. Con dificultad cedió la pesada puerta. Una helada ráfaga les dio en la cara. Sigilosamente se asomaron, luego poco a poco se abrieron paso entre las reses colgantes. Los vieron, yacían congelados: cianóticos, a medio vestir y en una posición harto comprometedora. Por lo bajito se oyó la voz del Comisario: ¡que descuidado Joaquín! bastante que se lo advertí, que arreglara esa puerta…



Caracas, setiembre 2008