13 diciembre, 2010

En los probadores



¡Esta vez no me pude escapar..! le prometí a Julieta regalarle la pinta de las festividades navideñas; encima que le voy a meter el tarjertazo al gasto, ella quiere que la acompañe a la tienda para efectuar la escogencia… ¡Qué ladilla!

Llegamos a la boutique. Julieta escogió una de esas que llaman de “alta costura”. Nos hicieron pasar a un saloncito alfombrado, con cortinajes, espejos y un sofá; en frente varios probadores. Me ofrecieron café. Armado de paciencia me senté –supuse que la cuestión era para largo- mientras mi mujer, junto con una vendedora que le mostraba más y más vainas, escogió un montón de miriñaques de los estantes y colgadores y se los llevó al probador. Mirando para todos lados, de pronto observé lo que sucedía en el cubículo contiguo al de Julieta… La dependienta traía a la persona que estaba dentro, una inimaginable variedad de ropa intima: sostenes, ligeros, pantaletas, dormilonas de encajes o transparentes; negros, blancos, rojos; combinaciones… A medida que la mujer se media la ropa íntima, iba lanzando aquello que no quería por sobre la puerta del probador y caía sobre la alfombra.

La cuestión me intrigó y me puse a elucubrar... ¿Quién será esa tipa?. No debe ser una ama de casa. Mi mujer no compra esas cosas; la muy insulsa duerme con franela... Esta debe ser una mujer de clase, además sensual: soltera, quizá una stripper, o será una puta... ¿Cómo será? Rubia sin duda y con melena: no muy joven, alta, estilizada, con unas buenas tetas y un culo apetecible... Cerré los ojos y me recosté en el diván. Me gustaría conocerla, tener un encuentro sexual del carajo con ella… Me la tiro sin condón para sentir su vagina tibia y jugosa... Debe ser buena en la cama: desnudarla ¡ojalá no tenga el coño afeitado, para saber si es rubia natural!... Si tiene tetas de silicona no me importa. Lo importante es gozarla… Una mujer así debe ser de las que te montan y piden más: házmelo por aquí, métemelo por allá; hazme lo otro…¿Quieres que me lo coma?, si mamita, anda… ¡Un polvo de esos inolvidables, no joda!...

Eloy mi amorcitico, escogí esto. ¿Te gusta, te parece?...Volví a la realidad. Si mija; ese te queda muy bien… Julieta entró nuevamente al probador a cambiarse de ropa. Cuando salió me tomó del brazo; ahora vamos a buscar los zapatos… Estando en la caja, mientras pasaban la tarjeta y metían en bolsas la compra de mi mujercita, vi de reojo hacia el saloncito de probadores: salió una señora gorda, luego dos mujeres comunes y corrientes que conversaban. La rubia de mis sueños no salió nunca...

Caracas, dic.2010
Ilustración: Vettriano